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Niles Eldredge

Darwin

El descubrimiento del árbol de la vida


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Introducción

En 2009 coinciden el bicentenario del nacimiento de Darwin y el 150º aniversario de la publicación de El origen de las especies, libro que ha marcado un hito en la historia de la biología. Durante el año se realizarán diversas actividades a ambos lados del Atlántico para rendir homenaje al genio creativo que sentó las bases de la biología evolutiva moderna.
La primera de esas actividades es el montaje de una exposición y la publicación simultánea de un libro sobre la vida y la obra de Darwin. Soy el curador y el responsable del contenido científico de la exposición, que echa una mirada al desarrollo de la biología evolutiva contemporánea. En este libro, que acompaña los contenidos de la exposición, he volcado mis pensamientos acerca de la vida y la obra de Darwin.
Libros y exposiciones son medios de expresión completamente diferentes. Las exposiciones contienen objetos en tres dimensiones -especímenes, artefactos- que sirven para transmitir un mensaje en el que las explicaciones por escrito son sumamente breves. Los libros, en cambio, proporcionan análisis y explicaciones completas y detalladas. Con las ilustraciones de este libro he intentado reflejar los contenidos de la exposición y con las palabras he pretendido exponer las ideas centrales de Darwin, que son, en definitiva, lo que los dos proyectos tienen en común. No obstante, mientras que la exposición es un producto institucional, soy el único responsable de los contenidos de este libro.
En esas ideas centrales que he mencionado está implícito el proceso de pensamiento de su autor, su creatividad, y la evidencia que convenció al joven naturalista de menos de 30 años de que todos los organismos descienden de un único antepasado común que vivió en tiempos geológicos remotos, es decir, lo que lo convenció de la existencia de la evolución. El joven Darwin era muy intuitivo y se acercó a la naturaleza de un modo casi impresionista. Darwin se definía como un inductivista baconiano, y en este libro veremos que tenía razón en verse a sí mismo como tal, con lo cual llegaremos a una conclusión distinta de la de los científicos y los historiadores que piensan que Darwin no era el inductivista que él mismo decía ser.
También es cierto que, como él mismo no dejó de reconocer, Darwin era muy analítico y fue uno de los primeros científicos en adoptar el método hipotético-deductivo. La principal conclusión a la que he llegado después de varios años de estudiar la vida y la obra de Darwin para la organización de la exposición y la escritura de este libro es que cuando regresó a Inglaterra tras el viaje de cinco años a bordo del Beagle, Darwin ya estaba convencido de la existencia de la evolución, gracias al descubrimiento de determinadas características que presentaban fósiles y especies actuales de América del Sur y a la observación de distintas especies de las islas Galápagos. Más tarde, Darwin hizo una reformulación de esas características y las transformó en predicciones. Al mismo tiempo comenzó a indagar en la bibliografía y a mantener correspondencia con estudiosos de distintas partes del mundo con el fin de poner a prueba esas predicciones y otras tres que ideó cuando vivía en Londres, a fines de la década de 1830. Después del descubrimiento del proceso de selección natural, el último paso consistió en derivar las características/claves/predicciones de ésta.
La producción fundamental de Darwin fue concebida en unos pocos años, principalmente entre 1837 y 1842, aunque El origen de las especies vio la luz diecisiete años después. La "evolución de la evolución de Darwin" se ha conservado en una serie de cuadernos y manuscritos que no se publicaron durante la vida de su autor. Esos documentos son un camino extraordinario para acercarse a la esencia de su proceso creativo, pues nos muestran que la creatividad en ciencia es muy similar a la que se requiere en todas las demás facetas de la experiencia humana. También revelan, si se los compara con El origen de las especies, que Darwin descartó algunas de las características que lo habían llevado a concluir que la evolución era un hecho y que las dejó de lado porque le parecieron incompatibles con su concepción del principio de selección natural. Darwin nos ha dado la base para el desarrollo de la teoría evolutiva moderna. Sin embargo, al minimizar la importancia de algunas de sus primeras observaciones (por ejemplo, el aislamiento y el modo de reemplazo de especies en el registro fósil), Darwin bloqueó de algún modo el avance de la biología evolutiva mediante una influencia que, en algunos círculos, aún sigue vigente.
El análisis de los cuadernos y los manuscritos inéditos de Darwin es el alma de este libro y echa luz, según creo, sobre ciertos logros a los que antes nadie se había aproximado, al menos con tanto nivel de detalle. Si bien la exposición que este libro acompaña contiene esas "joyas de la corona", no hay manera de apreciarlas en el contexto de una exposición como se las aprecia por escrito. Ése es uno de los motivos por los cuales tanto las exposiciones como los libros son imprescindibles, y en este caso en particular, los dos se complementan a la perfección.
La exposición y el libro adquieren mayor importancia simplemente porque la idea de la evolución sigue siendo objeto de debate. Aún hoy se sigue escuchando que la evolución es "sólo una teoría". Aparecen enunciados que siguen esa línea a modo de carteles de advertencia en libros de texto utilizados en la escuela secundaria. Es necesario resistir los embates de algo que se parece mucho a la ignorancia deliberada. Debemos enseñarles a los niños qué es la ciencia y cuáles son sus métodos. Tenemos que decir que todas las grandes conclusiones de la ciencia son teorías: la mecánica cuántica, la gravitación, la tectónica de placas, la relatividad especial, la naturaleza de la luz, etc., etc. Las teorías son conjuntos complejos de ideas acerca de la naturaleza y del funcionamiento de los fenómenos naturales. Las teorías se ponen a prueba infinidad de veces y son aceptadas por la ciencia, con la condición de que en cualquier momento puede surgir una formulación alternativa que se ajuste un poco mejor a las observaciones.
Y respecto de la evolución, digamos que la evidencia de que la vida ha evolucionado es tan abrumadora que ningún biólogo serio posterior a Darwin la ha puesto en duda. La evolución está tan consolidada como la idea de que la Tierra es un esferoide que gira sobre su eje y se traslada alrededor del Sol. No obstante, la relación entre los objetos del sistema solar también es una teoría, y nadie osaría decir que es "sólo una teoría".
Entonces, el propósito fundamental del libro y la exposición a la que acompaña es mostrar la evidencia y el modo de pensar que llevaron a Charles Darwin a concluir que la vida ha evolucionado.

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