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Kwame Anthony Appiah

Experimentos de ética


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Prólogo

Este pequeño libro constituye un intento de relacionar los temas de la ética filosófica, mi especialidad profesional, con la obra de académicos que se desempeñan en una serie de campos del saber y con las preocupaciones de la persona común y reflexiva que trata de llevar una vida decente. En las páginas que siguen abundan los filósofos, pero también hay muchos representantes de lo que solía denominarse ciencias morales: psicólogos, economistas, antropólogos y sociólogos.
La relevancia que tienen las ciencias sociales para nuestra vida diaria es bastante clara: dado que lo que deberíamos hacer depende de cómo es el mundo, podemos recurrir al conocimiento oriundo de cualquier esfera para tomar nuestras decisiones cotidianas. En cuanto a los juicios específicamente morales, la incumbencia que pueda tener en ellos la investigación empírica no resulta tan clara. Sin embargo, cuando hacemos elecciones, a veces nos vemos constreñidos a partir de alguna noción, aunque sea embrionaria, de qué es una buena vida humana; ésta es una de las percepciones centrales de Aristóteles. Según el argumento que desarrollo aquí, deberíamos valernos libremente de los recursos que nos proporcionan diversas disciplinas para definir esa noción, y creo que cuando los reunimos somos fieles a una tradición de larga data. A mi parecer, en las humanidades siempre nos abocamos a iluminar el presente inspirándonos en el pasado; ésa es la única manera de hacer un futuro en el que valga la pena depositar las esperanzas.
La genealogía disciplinaria de la que parto se basa en la idea de que la "filosofía experimental" no es una novedad, sino algo tan antiguo como el término "filosofía". Me propongo cuestionar el cliché según el cual la filosofía ha adquirido una identidad en cierto modo más pura desde que renunció a las indagaciones que hoy pertenecen al campo de las ciencias físicas y sociales. En el segundo capítulo desarrollo un estudio sobre la psicología moral empírica, centrado en el desafío que la denominada "investigación situacionista" ha planteado a la renacida ética de la virtud. Creo que la supuesta confrontación debe contribuir a poner en evidencia qué aspectos del concepto de "virtud" son valiosos y cuáles no lo son. En el tercer capítulo someto a una consideración más amplia el lugar controvertido que ocupa la intuición en la filosofía moral y hago hincapié en la distinción entre explicaciones y razones. En el cuarto capítulo analizo la propuesta según la cual es posible que un cierto conjunto de "emociones morales" distintivas constituya un rasgo profundo de la naturaleza humana, y exploro las concordancias entre nuestras tradiciones de la reflexión moral explícita y los seres primitivos postulados en esos estudios. En el último capítulo relaciono estas indagaciones con el proyecto de la ética en su sentido clásico, más abarcador. (En las notas al pie, además de las obras citadas, el lector encontrará algunas sugerencias de lecturas adicionales y, en ocasiones, observaciones o argumentos accesorios. Este apéndice se incluye a la manera de los "extras" de un DVD; en otras palabras, no es preciso siquiera echar un vistazo de no sentir predisposición a hacerlo.)
En algún sentido, los experimentos que anuncia el título no son míos. A lo largo de los capítulos que siguen me asomo a una serie de trabajos experimentales que parecen tener alguna incidencia en la consideración de nuestro carácter moral. Lo hago como filósofo, convencido de que a nuestra disciplina le corresponde desempeñar un papel en estos debates, e interesado -lo admito- en el ángulo del filósofo más que en el del psicólogo o el economista. Aunque deseo que mi disciplina tome en cuenta las percepciones y los descubrimientos de otras disciplinas, no creo que los filósofos perdamos nuestra voz distintiva al emprender tal tarea. La filosofía debe estar abierta a lo que pueda aprender de los experimentos; no necesita establecer sus propios laboratorios.
Pero también quiero pedir al lector que considere todo el libro como una iniciativa experimental, en otro sentido. El estímulo que me llevó a escribirlo fue la invitación a las Conferencias Flexner 2005, en Bryn Mawr, que me permitió explorar -a la manera tentativa que connota la palabra "experimental"- la significación que tienen muchos trabajos que se están llevando a cabo en el presente para el desarrollo de mis propias nociones acerca de los valores que nos guían. El resultado es algo así como un informe preliminar originado en ese laboratorio de reflexión; un informe que se dirige, tal como lo solicita la comisión Flexner, a un público no especializado, es decir, a cualquiera que se ocupe de las "ciencias morales" o se interese en ellas.

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