Hartmut Rosa
Resonancia
Una sociología de la relación con el mundo
notas de prensa
Hartmut Rosa: "Todo va tan rápido que perdemos el contacto con la vida" El País - España, 1/12/2020
título de la nota: Hartmut Rosa: "Todo va tan rápido que perdemos el contacto con la vida"
autor de la nota: Marc Bassets
medio: El País - España
fecha: 1/12/2020
extracto
Si ya son raros los pensadores que hayan dejado un concepto perdurable, más raro aún son los que hayan dejado dos y además en una carrera relativamente breve todavía. Hartmut Rosa (Lörrach, Alemania, 1965) pertenece a este grupo exclusivo. Rosa es el filósofo de la "aceleración" y de la "resonancia". Acaba de publicar en castellano Remedio a la aceleración (Ned Ediciones), una síntesis breve y divulgativa de su pensamiento, y su última gran obra, Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo (Katz Editores). De paso por París, en el Café de Flore, templo oficioso de la intelectualidad donde a mediados del siglo XX oficiaron Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Rosa conversó sobre este mundo cada vez más veloz y sobre las posibilidades para escapar de esta rueda imparable.
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- ¿Vivimos demasiado rápido, demasiado acelerados?
- Lo que hoy dicta nuestro modo de vida, en muchos aspectos, son los calendarios, las agendas. Preguntas a alguien: "¿Cómo estás?". Y responde: "Bien, pero tengo prisa, no tengo tiempo". Pensamos que es culpa nuestra porque vivimos demasiado rápido, pero es un problema universal. Por lo menos para las clases medias. No digo que la velocidad sea mala siempre. Está bien tener una conexión de Internet rápida, o un tren rápido, o un coche de bomberos rápido. O incluso si te subes a una montaña rusa: lo disfrutamos. Pero las cosas van tan rápido que perdemos el contacto con la vida o con los lugares en los que nos encontramos.
- ¿Es culpa del capitalismo?
- El capitalismo es una de las principales fuerzas que impulsan esta lógica. El capital se invierte solo cuando hay una perspectiva de crear más capital. La circulación del capital se acelera sin cesar y requiere innovación y crecimiento constante. Pero, al contrario que algunos de mis amigos de izquierdas, no sostengo que el capitalismo sea la única fuente de la velocidad.
- ¿Qué otras fuentes?
- Mi idea es que la lógica de las instituciones modernas depende de lo que llamo la estabilización dinámica.
- ¿Estabilización dinámica?
- La modernidad supone un cambio desde un modelo más estático a otro de estabilización dinámica. Y esto significa que solo podemos mantener nuestros marcos institucionales a través de un aumento permanente. Las actividades económicas solo se emprenden si hay una perspectiva de crecimiento. Pero en las ciencias encontramos la misma lógica: se empujan cada vez más allá los límites de lo que conocemos. Y lo mismo en el arte: Aristóteles dijo que era la imitación de la naturaleza, pero en la modernidad el arte ya no imita a la naturaleza, sino que se trata de ir más allá, de ser innovador y original. Incluso la política: el gobierno ya no es un rey que manda con una continuidad dinástica, sino que hay elecciones y cada cuatro años debes ser reelegido, y solo consigues ser elegido en la lógica de la competición. Y las ganas prometiendo un incremento: más empleo, mayor salario, mejores apartamentos.
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- ¿Qué es la resonancia?
- La velocidad no es mala siempre. Solo cuando lleva a la alienación, que es la pérdida de contacto: cuando sientes que estás en un lugar, pero que has perdido conexión, y el mundo está muerto y sordo, y tú también muerto y sordo en él. Lo contrario de la alienación es la cuerda vibrante: cuando en un lugar o una conversación sientes que esta te habla, que te toca, que significa algo, y te sientes capaz de darle respuesta. Entonces empiezas a sentirte vivo. Es casi una sensación física, una energía dinámica que va y vuelve entre yo y el mundo.
- ¿Cómo sabemos que se está produciendo la resonancia?
- Puedes analizar si una relación es resonante si se dan cuatro elementos. Primero, que el sujeto se sienta tocado, conmovido por otro. Lo llamo afecto. El segundo lo llamo emoción: "e-movere" en latín, moverse hacia fuera. Me abro a los sonidos, a las ideas, a las personas, a los lugares. El tercer elemento es la transformación: con esta conexión cambio yo y cambia aquello con lo que estoy en contacto. Y el cuarto es la indisponibilidad: no se puede garantizar la resonancia, a veces ocurre y a veces no, y no sabemos cuál será el resultado ni cuánto durará.
Fuente: www.elpais.com
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