Kathinka Evers
Neuroética
Cuando la materia se despierta
notas de prensa
"La emocionalidad aumenta nuestra inteligencia" La Vanguardia - España, 6/23/2012
El cerebro, piloto del arte y la ética El Correo - España, 9/17/2011
El cerebro y la moral La Voz de Cádiz - España, 6/11/2011
Neuroética Revista Redes - España, 5/23/2011
La llamada de la neuroética Diario Córdoba - España, 4/6/2011
"Hay que evitar el uso militar de la neurociencia" Perfil - Argentina, 11/21/2010
título de la nota: "La emocionalidad aumenta nuestra inteligencia"
autor de la nota: Ima Sanchis
medio: La Vanguardia - España
fecha: 6/23/2012
extracto
Lleva las cejas pintadas a lo Groucho Marx, lo que da a su mirada una profundidad inusual mientras habla, muy despacio, de bioética. Para esta investigadora sueca de 52 años, doctora en Filosofía e investigadora principal en el Centro de Etica y Bioética de la Universidad de Uppsala, el cerebro es dinámico y variable y su arquitectura está sujeta al impacto social. Otros, como el estadounidense Michael Gazzaniga, padre de la neurociencia cognitiva, afirman que nuestro cerebro se rige por leyes físicas y que son estas las que dominan nuestra conducta. Evers ha sido investigadora en Oxford y en el departamento de Filosofía y Derechos Humanos de la Universidad de Essex. Tiene varios libros publicados. En Neuroética. Cuando la materia se despierta (Katz editores), por ejemplo, habla sobre cerebro y moralidad.
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- ¿El cerebro es moral?
- Si hablamos de un cerebro adulto y sano, sí.
- La moral se aprende.
- Casi todo el cerebro es aprendido. Los humanos, a diferencia del resto de los mamíferos, nacemos con un cerebro no acabado y utilizamos gran parte de nuestra vida para desarrollarlo.
- Unos más y otros menos.
- El hombre de Neandertal utilizaba más de la mitad de su vida para desarrollar su cerebro. La evolución ha favorecido el dominio de un animal cuyo cerebro responde al aprendizaje. La educación influye en el cerebro, y este descubrimiento ha sido crucial.
-¿Qué más sabemos?
- Que las distintas capacidades utilizan distintas zonas del cerebro; las capacidades morales se desarrollan en el lóbulo frontal, que se desarrolla con la edad.
- Cuando nacemos, ¿el lóbulo frontal está en pañales?
- Sí, y eso significa que los niños y adolescentes no tienen capacidad para entender algún tipo de pensamiento moral y nociones de riesgo. Por tanto, en la educación debemos tener en cuenta su nivel de desarrollo.
- Y procurar no dañar esa zona.
- Cierto, porque la persona que a raíz de un accidente tiene dañado el lóbulo frontal puede convertirse en moralmente incapaz: no es que no quiera, sino que no puede: biológicamente, ha perdido la base del comportamiento moral.
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- ¿Por qué el 99% de nuestra comunicación es inconsciente?
- Tiene que ser así porque la conciencia es algo muy lento y no sobreviviríamos. De hecho, comunicamos menos de lo que creemos. La mayoría de las veces nos comunicamos únicamente con nosotros mismos. Cada cual interpreta las cosas de manera distinta, por eso es ridículo intentar identificar comportamientos de grandes grupos; decir por ejemplo "los hombres son así o las mujeres asá" no es correcto, las diferencias individuales son mayores que las de sexo.
- ¿Cómo se aplica la neuroética a temas concretos?
- Hay estudios sobre las funciones cerebrales realizados con personas en coma o en estado vegetativo. En algunos casos se ha visto que tienen capacidad de pensamiento, de comunicación y de autoconciencia, y esto nos pone frente a cuestiones éticas muy difíciles.
título de la nota: El cerebro, piloto del arte y la ética
autor de la nota: Iñaki Esteban
medio: El Correo - España
fecha: 9/17/2011
extracto
Es de lo más aconsejable leer un libro sobre aquello que pueden aportar las neurociencias a la ética, firmado por la filósofa y científica sueca Kathinka Evers, y que sencillamente se titula Neuroética.
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[Evers] Sostiene que nadie está determinado en sentido absoluto por sus genes o por su historia personal. Existe una variabilidad permanente en la actividad cerebral que puede inclinarse hacia el bien o hacia el mal, hacia la dignidad o hacia el horror.
El caso es que las distintas partes del cerebro no siempre van en la misma dirección. La amígdala cerebral evalúa las situaciones de una manera rápida y muy emocional. Por la acción de las neuronas que se encuentran en ella, se reacciona ante las caras extrañas con una hipersensibilidad que conduce a un racismo más o menos encubierto. Pero, en sentido contrario, la investigación sobre las "neuronas espejo" ha descubierto la propensión a mirarnos en los otros, a comprenderlos y a imitar sus conductas, tanto las buenas como las malas.
En vez de estar predeterminados o movidos por unos impulsos naturales, esta discrepancia neuronal indica el espacio que queda para la educación. Todo ello empuja a concebir el bien, categoría fundamental de la filosofía desde los griegos, en relación a su raíz neurobiológica y a los factores educacionales que la van moldeando a lo largo de la vida.
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Las neurociencias ya se han convertido en parte del instrumental básico de una gran variedad de expertos, de campos tan diversos como el marketing o la filosofía. Los libros de Evers, Changeux y Gazzaniga permiten introducirse, gracias a su vocación divulgadora y sintética, en los grandes descubrimientos de la investigación neurocientífica y en los interrogantes que plantea. Aquí también, en el pensamiento, parece que se abre una nueva era.
título de la nota: El cerebro y la moral
autor de la nota: José Antonio Hernández Guerrero
medio: La Voz de Cádiz - España
fecha: 6/11/2011
extracto
La relación entre el cuerpo y el espíritu es un tema que, discutido desde hace milenios y formulado en términos modernos desde el Siglo de las Luces, está despertando en la actualidad un inusitado interés científico gracias a los progresos de las neurociencias.
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Existen abundantes y rigurosos estudios que ponen de manifiesto cómo la voluntad, el control de uno mismo, el juicio moral, la toma de decisiones, las actitudes raciales, el miedo, la mentira y el engaño tienen mucho que ver con la arquitectura de cada uno de nuestros cerebros. A los que estén interesados por estos temas me permito invitarlos para que lean el libro titulado Neuroética, que la profesora Kathinca Evers acaba de publicar en la editorial Katz.
título de la nota: Neuroética
autor de la nota:
medio: Revista Redes - España
fecha: 5/23/2011
extracto
Los recientes avances en neurociencias implican también realizar un análisis ético de dichos conocimientos. Nace así la neuroética, que persigue dar respuesta a preguntas tales como de dónde surge nuestra moralidad y por qué producimos juicios morales. Lejos de ser un órgano determinado genéticamente, el cerebro se ve fuertemente influenciado por su entorno social, lo que afecta a conceptos como la conciencia, la identidad, la responsabilidad y la libertad. A través del presente título, la especialista de origen sueco nos muestra cómo la neuroética aborda los beneficios y peligros de los nuevos descubrimientos al tiempo que se interroga sobre la conciencia y los valores de la humanidad.
título de la nota: La llamada de la neuroética
autor de la nota: Carmen Guzman
medio: Diario Córdoba - España
fecha: 4/6/2011
extracto
El ciclo Conversaciones en la Central ha cosechado un gran éxito de público que se acercó a la Biblioteca de Lepanto para analizar esta joven rama de la ciencia.
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Acercar temas científicos, sociales o periodísticos de manos de grandes expertos en la materia es el objetivo del ciclo Conversaciones en la Central, una iniciativa con la que se llenó ayer la sala de usos múltiples de la Biblioteca de Lepanto, gracias a la intervención de la periodista especializada en temas científicos, de medicina y de medio ambiente Malén Ruiz de Elvira y la investigadora y filósofa sueca Kathinka Evers. La charla se titulaba "La moral de las neuronas" y, en ella, se trató de manera extensa y divulgativa la neuroética, una joven rama de la ciencia con la que se pretende entender la naturaleza de la conciencia.
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Evers destacó que se trata de una disciplina muy reciente pero que se basa en cuestiones ya planteadas desde la Ilustración, "donde ya se hablaba de moral". Ahora lo que se pretende es "emplear el conocimiento para ver cómo se pueden desarrollar los juicios morales en las redes neuronales". Para ello, "hay que distinguir" entre la moral en sentido científico y la moral subjetiva de la conciencia, lo que no quiere decir que se traten por separado, ya que "es muy importante su simbiosis" porque se complementan.
título de la nota: "Hay que evitar el uso militar de la neurociencia"
autor de la nota: Martín de Ambrosio
medio: Perfil - Argentina
fecha: 11/21/2010
extracto
De visita en el país, la filósofa sueca dará charlas sobre la necesidad de una ética que le imponga o sugiera límites a uno de los campos más prometedores de la ciencia actual.
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- ¿Qué problemas éticos puede ocasionar, por ejemplo, el uso de imágenes cerebrales?
- Los estudios de la conducta y los sentimientos humanos a través de imágenes aumentaron mucho en los últimos años. Creo que son interesantes, pero estoy un poco preocupada debido a cómo se tiende a sobreintereptar los resultados; sobre todo, en ciertas sociedades que buscan distinguir a un terrorista por su cerebro. No hay modo de que se pueda hacer eso, es algo ridículo. Pero está pasando y lo considero peligroso.
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- ¿De eso vino a hablar?
- Sí, mi primera charla será sobre cómo se trató de reducir toda la experiencia a la conducta o a una máquina evolutiva. Pero otros, como Jean Pierre Changeux, enfatizan el enorme impacto cultural de la arquitectura cerebral.
- ¿Cómo se ve afectado el libre albedrío por esto?
- Creo que tenemos una cierta cantidad de libre albedrío y la neurociencia moderna apoya esto con hechos, muestra al cerebro como un sistema plástico, variable. Hay espacio para las decisiones voluntarias. Pero también es cierto que somos menos libres de lo que creemos. Estamos determinados no sólo por el cerebro, sino también por nuestra historia.
- ¿No será que pensamos que hay libre albedrío porque no conocemos aún los otros determinantes?
- Más conocimiento no llevará a la eliminación del libre albedrío. Creo que llevará, o debería, a más tolerancia a las acciones porque es difícil ir contra la identidad, las experiencias previas, lo cultural y lo social. Tenemos que ser conscientes de lo difícil que es elegir libremente.
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