katz

notas de prensa

título de la nota: "El editor se define más por sus rechazos que por sus contratos"
autor de la nota: Daniel dos Santos
medio: Clarín - Argentina
fecha: 11/12/2010

extracto
Llegué a esta nota por caminos equívocos. Dos títulos de libros me llamaron la atención. El primero: Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. El segundo: Efusión y Tormento. El relato de los cuerpos. Historia del pueblo en el siglo XVIII. Me fijé entonces en los autores, ambos extranjeros. Imposibles de entrevistar personalmente sin viajar, pero las demoras en Ezeiza, entre otros inconvenientes de más peso, me disuadieron. Como mantengo intacta la capacidad de frustración tiendo a conformarme pronto. Para los envidiosos, adaptación, le llaman. Enseguida surgió una pregunta tranquilizadora por un lado, pero inquietante por otro. ¿Serían los autores de los libros autores también de los títulos? No es que el asunto me quitara el sueño, pero dirigirme al editor en Argentina de esos libros me pareció más alentador que cruzarme de brazos. Ahora piénseme en la oficina de ese editor, ya escuchó mi pregunta sobre la autoría y ahora mastique su contestación. "Esos títulos son la traducción al español de los títulos originales". Ahí justo me di cuenta que no me habían equivocado de lugar ni de entrevistado. Porque si el camino fue equívoco, el resultado no lo es.

Aunque soy un detractor del trastornado Lombroso, aquel que estableció malamente que determinados rostros correspondían a delincuentes, noto que hay cierto parecido entre algunas personas y el oficio que cultivan. ¿Podría uno dedicarse a publicar libros para, como decirlo, intelectuales, sin ser uno de ellos o al menos tener el arquetipo físico para parecerlo? Claro que sí. Pero si fuera al contrario, Alejandro Katz -estuvo veinte años al frente de Fondo de Cultura Económica en la Argentina y hoy encabeza su propia editorial de ensayos- no tendría de qué preocuparse, porque desde su barba recortada hasta su precisa dicción invitan a imaginar a un editor, ahora sí, de determinados libros y no de otros.

- ¿En qué se fija primero un editor cuando ve un texto?

- Cuando un editor tiene un texto en sus manos no es editor sino lector. Un editor inglés enarbolaba tres criterios para decidir si un libro era publicable: el contenido y su tratamiento, o el mercado, o el autor. Quiere decir: hay autores que debemos publicar independientemente de sus ventas; hay textos que sólo publicaremos si tienen una promesa implícita de demanda; y hay temas y contenidos que parecen adecuados para nuestro catálogo y público, aunque el autor no sea conocido y no haya una demanda.

- ¿Pero los textos que publica, le gustan o no?

- Esa es una pregunta que uno intenta desterrar de la decisión. Cuando le preguntaron a Carlos Barral, un mito en la historia editorial en español, porque siendo tan buen editor sus empresas quebraban, respondió: "Cometí un error fundamental, haber confundido mi editorial con mi biblioteca".

- ¿Qué se necesita para ser un buen editor?

- Un buen modelo de editor es aquel que puede publicar para un público que no existe, pero al cual puede hacer existir. La clave está en proponer cosas que los lectores no saben que quieren, pero que cuando las encuentran se dan cuenta que les eran necesarias y útiles.

- ¿Cómo se siente cuando rechaza un texto?

- En la relación interpersonal con el autor nunca es cómodo, pero tampoco terrible. El editor se define más por sus rechazos que por sus contrataciones. Sí es feo cuando uno rechaza algo y luego se arrepiente.

- Es famoso el rechazo por una editorial del exitoso Harry Potter. ¿Usted tuvo alguno así?

- Tuve a mano los derechos de El mundo de Sofía (un éxito de ventas mundial de un escritor noruego) para latinoamérica pero no los tomé. También conozco a quien rechazó la novela Revelación, pero al final el nivel de acierto y de fracaso es estadístico.

- ¿Se le pueden sugerir cambios de estilo a un autor?

- Hay dos formas de poder. Una, a partir de un acuerdo con el autor acerca de que lo importante no es el texto sino el efecto del texto en el mercado. Son los editores de best sellers que trabajan con el autor introduciendo modificaciones argumentales, estilísticas y de lenguaje que parecen adecuadas para lograr el éxito. La otra, es de quien tiene desde la editorial una empatía absoluta con los propósitos del autor y lo ayuda con una mirada crítica pero de confianza a encontrar recursos que el autor no había hallado. Son estrategias habituales y legítimas.

- ¿El título sale de una sugerencia?

- No tengo evidencia para asegurar que la mayor parte de los títulos son de los editores, pero es así.

- ¿Por qué?

- Hay lugares en que los autores fracasan habitual y sistemáticamente, la idea del título y la ilustración de tapa que quisieran tener. Y fracasan porque son lugares en donde se permiten invertir sus fantasías, sus imágenes primigéneas.

- De diez pesos que paga el público en la librería como parte del precio de un libro ¿cuánto le llega a la editorial?

- Cuatro cincuenta, de los cuales uno es del autor. Entonces quedan 3,50. El resto va para distribución y la librería.

- ¿Los libros son caros áca?

- No. Comparados con la estructura de gastos de la población lectora no lo son. No hemos llegado al punto en que el precio sea el cuello de botella para la mayor circulación de los libros.

A Katz el vínculo con la lectura le llegó tan temprano como el insomnio. Era la época del Nacional Buenos Aires, antes de su viaje a México DF, donde estudió en la UNAM y se recibió en la carrera de Letras. Por eso, tal vez, se enojó hace años con un chico que le reprochó el precio de un libro y lucía un calzado de marca. "Si gastás 700 pesos en zapatillas y no querés pagar 50 por un libro, deberías dedicarte a algo en que los pies sean más importantes que la cabeza". Este sí, un camino equívoco que practican muchos.

Sueños

Reconoce que sus deseos son modestos, aunque Katz empezó a pensar de esta forma en ellos cuando abrió su editorial. "La gente me deseaba éxito y me pregunté qué era eso. Me dije que es poder hacer buenos libros que le importen a un grupo suficientemente grande de gente como para seguir haciendo buenos libros. Y como eso no resulta evidente ahora, ojalá ese sueño se cumpla".