katz

notas de prensa

título de la nota: Ayer, el de papel; mañana el digital
autor de la nota:
medio: La Mañana - Neuquén - Argentina
fecha: 5/9/2010

extracto
Las nuevas tecnologías que permiten la lectura de los eBooks han dado paso a una revolución en el mercado editorial en mayor o menor medida según los países. En la Argentina, el libro electrónico es un horizonte que no se vislumbra tan lejano.
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Editores, lectores, escritores y especialistas en las nuevas formas de consumo cultural reflexionaron acerca de lo que genera y puede generar esta nueva experiencia en el consumo de libros y en el ejercicio de la lectura.
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Editores argentinos, un poco lejos
Por Alejandro Katz

Creo que el libro electrónico no está en el futuro sino que está en el presente. Ya es una realidad. Está en el presente como toda tecnología nueva en sectores relativamente reducidos pero de crecimiento exponencial.
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Si me pregunta cómo se preparan las editoriales en nuestro país ante esta realidad, diría que los editores argentinos están, en su mayoría, bastante lejos de ella. Recién ahora están empezando a hacerse más cargo de que hay un cambio que no es evitable y en el que hay que participar activamente. Considero que el cambio en nuestro país se va a producir más lentamente que en otros por razones de accesibilidad a los soportes de lectura, de capacidad de la industria pero es también pausible. Faltan acciones públicas de accesibilidad para organizar la introducción de los nuevos medios de lectura. Todavía hay muchas inestabilidades en el modelo de negocios que se deben implementar y en la característica de los contenidos que se van a distribuir en los nuevos soportes, pero no hay ninguna duda de que una parte del público va a emigrar parcial o totalmente a la lectura en soportes electrónicos.
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No creo que el soporte cambie las prácticas de lectura a menos que los autores y editores cambiemos la lógica de la producción textual. Es decir si los contenidos van a ser exactamente los mismos en el medio digital que en el medio papel, el medio no debería ser un factor que atraiga nuevos lectores o que los lectores existentes lean más. Por el contrario, si autores y editores podemos adecuar nuestra capacidad de agregar valor para disfrutar plenamente las capacidades que esta tecnología ofrece es posible que nuevas generaciones se acerquen a nuevas prácticas de lectura.