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Ignacio katz

La salud que no tenemos


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Prólogo - Prefacio. Un diagnóstico necesario

Prólogo, por Miguel Ángel Schiavone

Cuando Ignacio Katz me propuso prologar este libro realmente me sorprendió; pasar de ser un lector de sus artículos y obras a prologar una de ellas reforzó dos de mis convicciones: Katz es un maestro generoso y yo un imprudente aceptando estos ofrecimientos. Leí atentamente el presente libro, que se nutre de artículos publicados por el autor durante los últimos años, y finalmente confirmé que el hombre es víctima de sus emociones, y que no puede despojarse de ellas. "La culpa no está en las estrellas, sino en nuestros vicios", como se cita en el capítulo "Integración y responsabilidad". El doctor Katz reincide permanentemente, de manera casi obsesiva, en abordar el sistema de salud argentino, y lo más notable es que propone fervientemente estrategias racionales para su reconstrucción, término que prefiero al de reconversión, dado que en algún momento de la historia argentina existió un verdadero sistema de salud.
Con una visión holística, describe la realidad sanitaria pasando desde la formación de recursos humanos en salud hasta la degradación del medioambiente, desde el boom tecnológico y su impacto en el sector salud hasta el envejecimiento poblacional, del observatorio de salud a la planificación y la gestión sanitaria. Como buen docente, transita de lo micro (relación médico-paciente) a lo macro (sistema de salud y salud global), vinculando ambos extremos con brillante sencillez. El texto está decorado con citas literarias que exceden el campo de la medicina vigorizando la vieja frase: "el que medicina solo sabe, ni medicina sabe". Asimismo, resulta destacable la claridad conceptual que permanentemente busca, fundamental para saber de qué hablamos y sobre qué discutimos, y enriquecer así un debate sincero. Esta intelectualización de la medicina que propone el autor abre la mente del lector y es esperable que también su alma. Katz incorpora en este texto experiencias vivenciales de su paso por la gestión pública, dolorosas en algunos casos, producto de tratar de hacer el bien. Anexa la posverdad -término que suaviza la mentira- al campo de la medicina al indagar las actuales políticas sustantivas de salud, como la Agencia de Evaluación de Tecnología de Salud (AGNET) y la Cobertura Universal de Salud (CUS).
El final es abierto, como el de Puccini en su última ópera. En el Epílogo de este libro, "La crítica como método propositivo", Katz resalta dos palabras: anomia y acuerdo. Como el dueto entre Turandot y Calaf, este es el punto culminante. Todo lo decisivo, lo verdaderamente importante, esta resumido ahí, entre anomia, como última etapa de un pueblo en decadencia, y acuerdo, como la primera etapa para volver a empezar y retomar el rumbo perdido. El final queda abierto al debate, para los espíritus libres de fanatismo, ignorancia o intereses espurios; debates que no queden solo en meros "diálogos" o "consensos", sino que den respuestas a las verdaderas necesidades de la sociedad en términos de salud y desarrollo social, debates que den respuesta al clamor de la ciudadanía.
Estimado lector, estoy seguro de que este texto modificará su visión del sistema de salud, alterará su audición ante los discursos carentes de realismo y cargados de palabras vacías, cambiará su olfato para percibir la naftalina del pasado obsoleto, le permitirá palpar los cambios necesarios de un sistema que está en su etapa terminal, y finalmente transformará su gusto si le da a su paladar la oportunidad de percibir un nuevo Sistema Federal Integrado de Salud.

Miguel Ángel Schiavone
Decano de la Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Católica Argentina

***

Prefacio
Un diagnóstico necesario

La presente publicación tiene como objetivo básico abordar un tema prioritario en la vida humana: la salud. En un momento en que el mercado toma al ser humano como objeto (consumidor) y no como sujeto (ciudadano), es decir, como miembro que en forma mancomunada constituye la sociedad, se trata precisamente de hacer del derecho a la salud un derecho no solo individual sino también social. Además, se trata de un mundo en el que debemos consolidar una tarea pendiente: la soberanía nacional. En otras palabras, constituir, de una vez por todas, un proyecto de nación. Y un proyecto de nación saludable debe incorporar la salud de sus habitantes como una prioridad.
Inmersos en plena revolución científico-técnica -en la que la moral debe ser suplementada con la ética, y la igualdad con la equidad-, esta publicación es un ámbito adecuado para considerar el tema sanitario sin eludir la cara ético-política ni el dorso científico-técnico. La primera requiere de la verdad como necesidad política; el segundo, cierto distanciamiento para comprobar cómo, frente al efecto ocaso de los paradigmas vigentes, ha prevalecido la confusión sobre la complejidad y no se piensa en un nuevo diseño acorde con los conocimientos y recursos técnicos existentes.
Es hora, entonces, de desenmascarar un frecuente error conceptual. Solemos escuchar: "El diagnóstico lo sabemos todos; lo que se precisa son soluciones". Quienes afirman esto entienden por "diagnóstico" la descripción más o menos pormenorizada de los síntomas. Pero un diagnóstico es mucho más. Esa descripción puede efectuarla el enfermo, que sabe -con mayor o menor precisión- qué lo afecta, pero desconoce las causas y más aún las distintas etapas del proceso. Podrá arribar, a lo sumo, a una descripción semiológica, pero no llegará a conformar un síndrome y menos a elaborar una interpretación clínica.
Reconocemos que la actual situación sanitaria implica un diagnóstico complejo (que debemos diferenciar de "confuso"), pero también sabemos que este no es un conjunto de recetas sino un esquema terapéutico y que contamos con los suficientes recursos técnicos para abordarlo. Para combatir la confusión que prevalece y lograr la comprensión a partir de un estudio sistemático necesario, y no reducirlo a simple determinación, ignorando condiciones y predisposiciones, se deben reconocer con objetividad científica los nodos principales que sostienen la red mínima (médico-paciente) y la máxima (el sistema).
Esta publicación aborda cuestiones nucleares de la realidad sanitaria: no con la pretensión de abordarlos de manera comprehensiva, sino con el objeto de advertir sobre los puntos problemáticos nodales para iluminar el camino hacia los cambios necesarios. Verdaderas premisas en la estrategia para construir el Sistema Federal Integrado de Salud (SFIS) que pregono desde hace décadas y describo en este libro. El acuerdo sanitario es el núcleo que conjuga la condición sanitaria en este momento histórico, al ubicarlo en tiempo real en la realidad sanitaria y la viabilidad financiera.
El insumo principal de esta publicación son artículos difundidos entre 2014 y 2018, pero contiene también en parte textos escritos a lo largo de los últimos treinta años, resultado de reflexiones en el acontecer del área sanitaria que tuvieron como propósito comprender y concientizar sobre la necesidad de transformar. Dejo aquí, entonces, un aporte más para la reflexión, para el debate y espero que, sobre todo, para la acción superadora.

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