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Eric Voegelin

editado por: Josep Monserrat Molas y Bernat Torres Morales


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Introducción

La obra de Eric Voegelin (Colonia, 1901 - Stanford, 1985) refleja el contraste vivido entre dos realidades, la europea en plena decadencia y la del otro lado del Atlántico, que se presenta como esperanza y refugio. Voegelin forma parte de esa generación de pensadores de origen alemán que conviene estudiar conjuntamente; autores que, como Leo Strauss, Karl Löwith o Hannah Arendt, comparten la experiencia de la pérdida de la propia tradición y de la patria, y que coinciden en una voluntad de recuperar el pensamiento clásico, objetivo que, sin embargo, realizan de forma muy distinta (Sales, 2010; Courtine-Denamy, 2014). Hijo de padre luterano y madre católica, Voegelin se traslada a los nueve años de edad con su familia a Austria, a la ciudad de Viena, donde estudiará ciencia política en la Facultad de Derecho entre los años 1919 y 1922. La atmósfera universitaria y cultural está determinada por la reciente caída del Imperio austrohúngaro, el fin de la Primera Guerra Mundial y la presencia de una diversidad heterogénea de escuelas, movimientos intelectuales e ideológicos: el Círculo de Viena, el neokantismo, el psicoanálisis, las teorías económicas liberales, las teorías nacionales, el clericalismo, el antirrevolucionarismo, el nacionalsocialismo, el marxismo, etc. Este contexto marcará profundamente a Voegelin, que entenderá esta diversidad de posiciones como "estímulos políticos" para orientar su propia visión del mundo y su teoría política (Voegelin, 2006a: 52-53; 73-81). En su autobiografía se describe a sí mismo como un joven inquieto, con un "vago pero intenso impulso" para dedicarse a la ciencia, que, contra la voluntad de su padre, no quiere ser funcionario del Estado y por ello se decide por la ciencia política y no por el derecho; un joven que, a pesar de tener habilidades para la física y la matemática, las encuentra poco estimulantes.
En el contexto de su formación en ciencia política, su autor de referencia es sin duda Max Weber, de quien aprenderá la importancia de la ciencia comparada y también el análisis del fenómeno religioso, pero de quien se distanciará por la imposibilidad de incorporar valores en el juicio científico (Voegelin, 2006a: 39-43; Sigwart, 2004; Petropulos, 2006). A este distanciamiento parece contribuir el economista y sociólogo Othmar Spann, a quien Voegelin habría conocido en uno de los muchos seminarios organizados en la universidad. Otro seminario al que atenderá es el Georgekreis, dirigido por Stefan George, quien ejercerá una importante influencia en su pensamiento y a través de quien entrará en contacto con autores como Goethe, Shakespeare, Nietzsche o Platón (Voegelin, 2006a: 44-45; Petropulos, 2005). También atenderá al seminario dirigido por Hans Kelsen, jurista y redactor de la Constitución austríaca de 1920, quien ejercerá también una importante influencia en él y de quien posteriormente se distanciará a causa de su visión excesivamente positivista del derecho (Voegelin, 2006a: 49-51; Kelsen, 2006; Herz, 2002). En ese mismo seminario Voegelin habría conocido al sociólogo Alfred Schütz, con quien establece una amistad que se prolongará a lo largo de su vida y de la que tenemos constancia gracias a la correspondencia (Wagner y Weiss, 2004).
Entre los años 1921 y 1927, Voegelin viaja a Inglaterra, a Francia y también a los Estados Unidos, viaje que tiene un fuerte impacto en su biografía y que le permite comparar el contexto en el que se ha formado, tanto a nivel político como filosófico, con realidades distintas. Los Estados Unidos van a dejar una huella imborrable en su trayectoria intelectual y vital. Descubre así que hay contextos o mundos donde existe un fuerte trasfondo de cristianismo y cultura clásica que ya ha desaparecido en la Europa que él conoce y en los debates metodológicos en los que se ha formado (Voegelin, 2006a: 56-61). La experiencia americana queda plasmada en su Über die Form des amerikanischen Geistes [Sobre la forma del espíritu americano], texto redactado en 1928 a su retorno a Viena con la intención de acceder a una plaza en la universidad (Voegelin, 1995).
Durante la década de 1930, Voegelin publica diversas obras en las que ya muestra un incansable esfuerzo para entender la situación convulsa en la que vive, como Rasse und Staat [Raza y Estado], de 1933 (Voegelin, 1997), o Las religiones políticas, de 1938 (Voegelin, 1999b; 2014). En esta última, expresa la importancia de analizar el trasfondo religioso o espiritual que subyace bajo la realidad política, cuestión que va a tener una importante continuidad en su obra, sobre todo en relación con el desarrollo del gnosticismo para explicar la modernidad. Estas y otras publicaciones hacen que, a partir del acceso al poder de Hitler y la posterior anexión de Austria, se le prohíba enseñar en la universidad y se vea obligado a emigrar al otro lado del Atlántico. En 1942, se establece en la Universidad Estatal de Luisiana (donde permanecerá hasta 1958) y adquiere la nacionalidad americana. Su llegada a los Estados Unidos coincide con un momento de desorientación intelectual y también vital, pues sus investigaciones llegan a un punto muerto debido al hecho de que la filosofía y la ciencia política parecen incapaces de dar razón de la situación de desorden político e intelectual.
Por este motivo, en 1943, ve la necesidad de reorientar su investigación para construir "una teoría del hombre, la sociedad y la historia" sobre la base de una teoría de la conciencia (Voegelin 1990b: 304). La teoría de la conciencia de Voegelin se inspira, aunque se distanciará rápidamente, en la fenomenología de Edmund Husserl, por influencia de su amigo el sociólogo Alfred Schütz (Voegelin, 2002: 41-61; Weiss, 2002). Voegelin se da cuenta de que el hombre, en su estar en la realidad, en su existencia concreta, entra no solo en contacto con la inmediatez de los objetos particulares, sino también con el conjunto de acontecimientos presentes y pasados que constituyen la realidad. El alma humana, el alma de cada hombre particular, contiene los misterios del ser humano, de la sociedad y de la historia en sus profundidades; y los contiene en diversos grados de apertura o en grados diferentes de diferenciación en los que se estructura su propia experiencia (Voegelin, 2006a: 98). Para Voegelin, la búsqueda de la verdad y del sentido no es otra cosa que una tendencia, nacida en el seno mismo de la conciencia individual, hacia Dios, hacia lo que él llama el "fundamento divino del ser" [divine Ground of Being] (Voegelin, 2000: 301-302; Voegelin, 2002: 62-139). La filosofía consiste, en este sentido, en saber rastrear, a través de los textos, las experiencias que subyacen en ellos, que son siempre, en última instancia, experiencias de la transcendencia. Como le dirá a Alfred Schütz en 1953, la filosofía no es, de hecho, otra cosa que "la interpretación de las experiencias de la trascendencia" (Wagner y Weiss, 2004: 456).
Durante sus primeros años en los Estados Unidos, Voegelin desarrolla el proyecto de redactar una History of Political Ideas (publicada póstumamente en ocho volúmenes), en la que pretende explicar la aparición y la transformación de las ideas políticas a lo largo de la historia, poniendo un énfasis especial en la noción de gnosticismo. A fines de los años 1940, sin embargo, abandona este proyecto al darse cuenta de que las ideas son muy problemáticas y también peligrosas, pues separadas del entorno sociopolítico del cual han emergido, separadas del contexto experiencial que les da sentido, se convierten con facilidad en armas al servicio de la ideología dominante (Wagner y Weiss, 2004: 266; Opitz, 2005). En este sentido, las Walgreen Lectures que expone en Chicago en 1951, con el título de La nueva ciencia de la política, representan un momento singular de clarificación del estado de desorientación. Esta obra pretende fundar una nueva ciencia del orden, es decir, un nuevo modelo de ciencia política que permita pensar el hombre, la sociedad y la historia a través de nuevos parámetros. Y esto es necesario en el momento en el que ya no se es consciente de los principios que posibilitan el orden, cuyo olvido se produjo, sobre todo, con la ciencia positiva de la segunda mitad del siglo XIX y también a causa del poder ejercido por las ideologías sobre el lenguaje. Este proyecto se centrará en la noción de representación, examinando la forma en que las sociedades se estructuran sobre la base de distintos niveles de representación, desde los imperios cosmológicos hasta la representación cristiana a través de un Dios transcendente, pasando por el modelo platónico de la ciudad como reflejo del alma humana. El "máximo de diferenciación" de la conciencia alcanzado por el cristianismo (y en parte también por la cultura clásica), afirmará Voegelin, no solamente representa un modelo para orientar la investigación teórica sobre el hombre y la sociedad, sino también el lugar desde el cual entender la caída hacia el gnosticismo como pretensión de realizar el reino del cielo en la Tierra (Voegelin, 2006b: 134-135; 1999b: 152). El gnosticismo puede ser entendido, de hecho, como la "esencia de la modernidad" (Voegelin, 2006b: 155; 1999b: 196).
Si La nueva ciencia de la política es el momento de salida del punto muerto al que Voegelin ha llegado tras el intento de explicar las razones del desorden y toma la forma de un nuevo modelo de ciencia política, el proyecto de Order and History, obra publicada entre 1957 y 1987, por su parte, representa la última expresión de su pensamiento para explicar las causas del orden y el desorden social y cultural. Mientras que la primera representa la filosofía política de madurez de Voegelin, la segunda plasma claramente su visión de la historia, repasando y analizando los símbolos derivados de las experiencias de la transcendencia, las que permiten explicar el lugar del hombre en lo que él denomina la estructura cuaternaria, "la comunidad primordial del ser", formada por Dios, el hombre, el cosmos y la sociedad (Voegelin, 2001: 39). Voegelin se dedicará entonces a explorar el misterio de la participación humana en el orden del ser, tanto en su dimensión individual, como en sus dimensiones política e histórica. Los tres primeros volúmenes de Order and History aparecen entre 1956 y 1957, y se concentran en las evocaciones del orden (y sus simbolizaciones) en las sociedades antiguas de Oriente próximo y Grecia. Más tarde, en 1974, aparece el cuarto volumen, "The Ecumenic Age", y finalmente, el último, "In Search of Order", que queda inacabado y se publica póstumamente en 1987. Entre los tres primeros y los dos últimos volúmenes se produce un cambio importante en la perspectiva del autor, que abandona el modelo cronológico, rehuyendo así toda idea de sucesión entre civilizaciones.
Para Voegelin, el orden en la historia debe entenderse a partir del orden en el alma individual: el alma individual, la razón humana, se encuentra siempre situada en lo que llama metaxy, esto es, en un punto medio entre el hombre y Dios, entre la inmanencia y la trascendencia, entre la ignorancia y la sabiduría, o la things-reality y la it-reality (Voegelin, 1990a: 119-120; 1999a: 28-30). La situación del hombre es la de estar siempre en una "tensión noética" (Voegelin, 1990: 276-277), y el orden en su existencia solo se consigue manteniéndose en medio de los extremos de esta tensión; esto es lo que permite el orden en el alma y, análogamente, el orden en la historia (lo que significa también el orden en las comunidades políticas): de manera que las diversas reflexiones de los pensadores griegos y cristianos deben orientar nuestra acción práctica, individual y política, en cuanto que en ellas se manifiesta, en un grado mayor o menor de iluminación que es históricamente descriptible, un orden trascendente. Debemos aprender a luchar, dirá Voegelin, contra las "fantasías erísticas" que degradan al hombre a mera indeterminación y también contra aquellas que lo convierten en un dios en la Tierra (Voegelin, 1990: 286-291).
Tras su larga estancia en los Estados Unidos, Voegelin vuelve a Alemania y ocupa la cátedra Max Weber de la Universidad Ludwig-Maximilians, de Múnich, en 1958. Desde allí se le encarga estructurar los estudios de ciencia política, y funda el Geschwister-Scholl-Institut für Politikwissenschaft. En 1959, publica Ciencia, política y gnosticismo, donde se muestra una clara continuidad con su interpretación de la modernidad a partir del concepto de gnosticismo, así como la necesidad de orientar la ciencia política en el marco de una Europa que intenta reconstruirse tras su devastación (Voegelin, 1999b; 2014). En 1964, publica su Hitler und die Deutschen [Hitler y los alemanes] (Voegelin, 1999c) en el contexto de la recuperación de la memoria histórica en Alemania. También en este período se publica su teoría de la conciencia bajo el título de Anamnesis: Zur Theorie der Geschichte und Politik [Anamnesis: sobre la teoría de la historia y la política], donde encontramos sin duda algunas de las claves de su trabajo de madurez, como el establecimiento de la estrecha relación entre la teoría del conocimiento y la teoría política y de la historia (Voegelin, 2002). En 1969, vuelve a los Estados Unidos y trabaja como profesor sénior invitado en la Hoover Institution on War, Revolution and Peace de la Universidad de Stanford, hasta su muerte en 1985. A partir de entonces, y hasta la actualidad, su obra será publicada progresivamente y reeditada en varios idiomas.
A esta altura, es difícil determinar el verdadero impacto de la obra de Voegelin, pero lo que sin dudas es cierto es que su producción ha generado y genera aún reacciones en diversos ámbitos del saber que van desde las críticas más feroces hasta el seguimiento escolar incondicional, pasando por el diálogo con otros autores. Debe añadirse además que no resulta fácil clasificar su pensamiento, pues en él se combinan la filosofía, la historiografía, la ciencia política y la mística, sin olvidar también el desarrollo de cuestiones propias de la teoría literaria (Embry, 2008). Su obra despierta un interés creciente en todo el mundo, principalmente en los Estados Unidos y Europa, pero también en Japón y China. La principal tarea de recuperación y conservación del legado de Voegelin se ha llevado a cabo mediante la publicación de sus obras en 34 volúmenes por parte de la Universidad de Missouri y con la colaboración de algunos de sus alumnos y discípulos, como Paul Caringella, Jürgen Gebhardt, Thomas A. Hollweck o Ellis Sandoz. En este sentido, es importante mencionar también la creación de la Eric Voegelin Society y del Eric Voegelin Institut, dirigidos principalmente por Ellis Sandoz y con sede en la Universidad Estatal de Luisiana, desde donde se organizan encuentros anuales en diferentes capitales americanas desde 1986. Por otra parte, en Alemania se encuentra el Eric Voegelin Archiv (fundado por Voegelin en 1958), así como la Eric-Voegelin-Gesellschaft. La primera de estas instituciones proporciona al investigador transcripciones y traducciones de sus escritos a través de los Occasional Papers; la segunda organiza encuentros y seminarios. Finalmente, la recepción de la obra de Voegelin en los territorios de habla hispana ha sido más bien reducida. De hecho, disponemos de la traducción de sus obras políticas de mayor impacto, publicadas en los años 1960-1970 por parte de la editorial Rialp, y más tarde, por parte de la editorial argentina Katz, que tradujo La nueva ciencia de la política así como la réplica de Kelsen (Voegelin, 2006b; Kelsen, 2006). También la argentina Hydra publicó en 2009 algunos escritos políticos a partir de trabajos dedicados a la noción de gnosis, con una interesante introducción de Peter J. Opitz (Voegelin, 2009). Trotta, por su parte, publicó, también en 2009, la correspondencia entre Voegelin y Strauss (Lastra y Torres, 2009), y posteriormente Las religiones políticas (Voegelin, 2014).
El interés por la obra política de Voegelin parece crecer, y su obra, ingente y multidisciplinar, aún presenta nuevos retos. La presente publicación es una prueba más de la vitalidad y el interés por este autor.

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