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Hartmut Rosa
Alienación y aceleración
Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía
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Introducción
Este libro es un ensayo sobre la vida moderna. No se propone lograr un acabado rigor científico o filosófico, sino formular el tipo "oportuno" de preguntas para que la filosofía social y la sociología se reconecten con las experiencias sociales que experimenta la gente en las sociedades tardomodernas. Se basa en el convencimiento de que las ciencias sociales necesitan plantear preguntas que despierten repercusiones en la vida de las personas, que llamen la atención de los estudiantes y que entonces, a su vez, desencadenen investigaciones empíricas. Es más, creo que con demasiada frecuencia sociólogos, filósofos y teóricos políticos por igual están hoy en día inmersos en debates y proyectos de investigación que no despiertan ninguna pasión, ni siquiera en ellos mismos. Nos dedicamos, simplemente, a la resolución de acertijos paradigmáticos, en el sentido de Thomas Kuhn, y el resultado es que la sociología y la filosofía social no tienen mucho que ofrecerle al público general. Por lo tanto, estimo que corremos el peligro de que se nos agoten las propuestas, hipótesis y teorías que resulten un desafío interesante para la cultura tardomoderna, para los estudiantes y artistas, y para cualquiera que se interese en el destino y futuro de nuestras sociedades.
Por lo tanto, en este libro quiero regresar a la pregunta más importante que existe para nosotros los humanos: ¿qué es una buena vida* y por qué no la tenemos (porque asumo simplemente que, hasta el momento, parece ser una situación normal que gran parte de nuestras vidas personales y sociales están en extrema necesidad de reformas)? Dado que todos sabemos que es prácticamente imposible dar respuesta a la primera parte de la pregunta, empezaré por la segunda. En realidad, creo que la última parte de la pregunta forma parte de la raíz de todas las versiones y generaciones de la Teoría Crítica que hemos visto hasta ahora. Era, con toda seguridad, la pregunta de Adorno, pero también movió a Benjamin y Marcuse, y más recientemente a Habermas y Honneth; incluso, fue la motivación del joven Marx en sus escritos de París. Así, al escribir este ensayo trato de prestarle nuevo vigor a la tradición de la Teoría Crítica.
Dicho en términos sencillos y directos, la propuesta que quiero hacer es la siguiente: una manera de examinar la estructura y la calidad de nuestras vidas es enfocando los patrones temporales. No se trata simplemente de que casi todos los aspectos de la vida pueden ser abordados perspicazmente desde una perspectiva temporal, sino también de que las estructuras temporales conectan los niveles micro y macro de la sociedad; por ejemplo, nuestras acciones y orientaciones se coordinan y se hacen compatibles con los "imperativos sistémicos" de las modernas sociedades capitalistas a través de normas, plazos y reglamentos temporales. Por lo tanto, sostengo que las sociedades modernas están reguladas, coordinadas y dominadas por un preciso y estricto régimen temporal que no está articulado en términos éticos. De esta manera, los sujetos modernos pueden ser descritos como mínimamente constreñidos por reglas y sanciones éticas, siendo por consiguiente "libres", aun cuando se encuentran férreamente regulados, dominados y reprimidos por un régimen temporal en gran parte invisible, despolitizado, no discutido, subteorizado y no articulado. Este régimen temporal, de hecho, puede ser analizado bajo un solo concepto unificador: la lógica de la aceleración social.
Por lo tanto, en la primera parte de este artículo, afirmaré que las estructuras temporales modernas cambian de una manera muy específica y predeterminada; están gobernadas por las reglas y la lógica de un proceso de aceleración que se encuentra vinculado de manera indiscernible con el concepto y la esencia de la modernidad. Dado que ya he desarrollado de manera extensa y reiterada esta afirmación en otras obras (Rosa, 2003, 2005a; Rosa y Scheuerman, 2009), me limitaré ahora a ofrecer una breve recapitulación de la teoría de la aceleración social. En la segunda parte, trataré de fundamentar la propuesta de que la comprensión y el análisis crítico de las normas temporales que gobiernan secretamente nuestras vidas son de primordial importancia, no solamente como puntos de partida para la Teoría Crítica, sino también para las versiones contemporáneas más vigentes de la misma. Así, si aceptamos que lo que pone en peligro nuestra capacidad para llevar una buena vida son distorsiones en las estructuras de reconocimiento (como argumenta Honneth), por un lado, y de comunicación (como propugna Habermas), por el otro, podemos vislumbrar importantes perspectivas sobre la naturaleza de estas distorsiones examinando las temporalidades del reconocimiento y la comunicación (política). Por lo tanto, intentaré mostrar cómo y por qué la aceleración social es de la mayor relevancia para cualquier crítica de las estructuras de reconocimiento tardomodernas, además de las de comunicación. Sin embargo, mi principal objetivo es restablecer un antiguo concepto de la Teoría Crítica desarrollado por Marx y la Escuela de Frankfurt temprana, pero abandonado tanto por Honneth como por Habermas: el concepto de alienación. Por ello afirmaré que, en su forma actual "totalitaria", la aceleración social conduce a formas de alienación social graves y empíricamente observables, que pueden ser consideradas como el obstáculo principal para la realización del concepto de una buena vida en la sociedad tardomoderna. Con lo que, en la tercera (y más importante) parte, intentaré delinear la concepción de una "teoría crítica de la aceleración social", que se basa en la alienación como una herramienta conceptual central, pero que también trata de reinterpretar y revivir los conceptos de ideología y necesidades falsas.
En último término, sin embargo, siento que no puedo evadir para siempre la primera parte de la pregunta básica sin perder credibilidad. ¿En qué concepto (no expresado) de la buena vida se basa una teoría crítica de la aceleración social? En las últimas páginas intentaré enfocar esta cuestión desde la retaguardia, por así decirlo: dado que uso el concepto de alienación como la negación de la buena vida, la primera parte de la pregunta puede ser reformulada como ¿cuál es la alternativa a la alienación? ¿Qué es una vida no alienada? Los críticos del concepto de alienación han señalado correctamente y desde hace mucho tiempo que algunas formas de alienación podrían ser un momento inevitable, y hasta deseable, de cualquier vida humana, de tal manera que cualquier teoría o política que procure erradicar las raíces de la alienación es claramente peligrosa y potencialmente totalitaria. Por esto mismo, los últimos párrafos de este libro no tratan de establecer una visión de una vida completamente no alienada, sino de recapturar momentos de experiencias humanas no alienadas. Estos momentos -por lo menos, tal es mi esperanza- podrían brindar un nuevo criterio para la evaluación de la calidad de la vida humana. Si esto es demasiado optimista, por lo menos podría brindar las bases para una teoría crítica capaz de identificar aquellas tendencias y estructuras que conspiran contra la posibilidad de experimentar dichos momentos.
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