Silvana Darré
Maternidad y tecnologías de género
fragmento
Introducción
¿En qué momento la crianza dejó de ser un asunto fácil, un asunto que cualquier mujer podía llevar adelante, para convertirse en un problema complejo y de efectos insospechados, un hacer que requería conocimientos, aptitudes especiales y conciencia de la complejidad? Si se supone que la maternidad es una condición natural de las mujeres, ¿por qué conjunto de motivos ha sido necesario reforzarla en forma continua con pedagogías específicas?
Hace ya unos años, llamó poderosamente mi atención que se insistiera en la conveniencia de acostar a los bebés recién nacidos boca arriba para evitar un fenómeno denominado "muerte súbita". Veinte años atrás, en mi propia experiencia como madre, esa práctica se hubiera considerado una conducta negligente dado que podía provocar la muerte del bebé "por asfixia". No sólo me resultó llamativo, sino que fui testigo de mi propio horror al observar cómo una amiga dormía a su hijo boca arriba con la certeza de hacer lo correcto, mientras yo temía lo peor. Refiero esta situación como metáfora de lo que han significado las pedagogías maternales en tanto tecnologías de género, en su capacidad para representar y producir modos de ser y de hacer, procesos y productos que construyen nuestra subjetividad. Podríamos pensar que los consejos cambian al compás del avance de los conocimientos pero, ¿por qué sobreviene el horror? Es como si la incertidumbre sobre los efectos dañinos de nuestras prácticas estuviera sobredeterminada y llevara a un callejón sin salida, ya que incumplir el precepto podría acarrear la muerte. Lo curioso del ejemplo es que, de un modo u otro, el peligro de caer en lo inapropiado se nos aparece como algo inevitable.
Al tomar contacto con algunos ejemplos históricos de propuestas pedagógicas destinadas a las madres comprobé que, aunque los fundamentos teóricos o técnicos utilizados para justificar las intervenciones o los consejos no remitían a bases muy sólidas, implicaban siempre una demarcación nítida entre lo apropiado y lo inapropiado. Fue entonces que decidí utilizar la expresión maternidad inapropiada para designar el conjunto de situaciones que ubican a las mujeres y a sus prácticas maternales del lado de lo incorrecto. No con el objetivo de homogeneizar lo distinto bajo una categoría, sino más bien con el de mostrar cómo construimos y naturalizamos ciertos sentidos a partir de situaciones diferentes y cómo, desde nuestros roles o tareas profesionales, contribuimos de manera activa al diseño de lo inapropiado.
Tiempo después leí Otras inapropiables, una obra de la década de los ochenta que reúne un conjunto de ensayos de feministas que se definen a sí mismas como desubicadas de las cartografías occidentales y modernas y que reivindican la potencia de las posiciones fronterizas. Esa lectura me confirmó la riqueza potencial y el valor político de la idea de lo inapropiado puesta a trabajar en ciertos escenarios discursivos.
Mediante esta categoría es posible agrupar diversas circunstancias, factores o características que históricamente han contribuido a definir como problemática aquella maternidad que no responde a las normativas hegemónicas. Y también observar cómo las variaciones producidas a través del tiempo en los sentidos atribuidos a lo "inapropiado" guardan cierta relación con las producciones teóricas y técnicas de determinadas disciplinas científicas que contribuyen a dar forma a una población que se sale de los límites. De este modo, la mirada histórica sobre algunas pedagogías específicas es el recurso para mostrar los complejos procesos que construyen tecnologías de género vinculadas a la maternidad. Si bien algunos ejemplos pueden parecer lejanos, la distancia que supone el tiempo transcurrido permite observar con claridad las lógicas y las técnicas que se han puesto en juego para definir lo inapropiado. Y la posibilidad de identificarnos con esta categoría en el presente calibra la dimensión que tienen las tecnologías de género en la producción de subjetividad.
En síntesis, esta obra se propone ofrecer evidencias sobre una conjetura central: las pedagogías maternales constituyen una tecnología de género que, mediante recursos discursivos y no discursivos, establece los límites entre lo apropiado y lo inapropiado. En la sociedad argentina, estrategias pedagógicas correspondientes a diferentes momentos han definido, sancionado y construido los atributos de género en relación con la maternidad apelando a distintas técnicas. De modo constante se refuerza la idea de que la madre es la única responsable de las cualidades de su descendencia y, por extensión, también responsable del futuro de la humanidad (sea bajo la idea de nación, de futuro de la raza, de canon de salud física o mental, de la felicidad de las nuevas generaciones, o del orden social en general). Pero los ejemplos muestran las variaciones en los recursos discursivos e institucionales utilizados, que parten de modelos difusos, ejemplares o de clausura, para mutar a formas donde las técnicas de gobierno y control sobre la maternidad procuran implantarse en el sí misma de cada mujer.
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