Si este libro tiene alguna pretensión por fuera de lo académico, es ayudar a "calmar el dolor" que provoca el amor mediante una explicación de sus fundamentos sociales.EVA ILLOUZ
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Nadie podrá hablar del amor sin hacer referencia a este libro. DIE ZEIT
El 24 de octubre a las 18 hs., invitada por Fundación OSDE,
EVA ILLOUZ
presentó en Buenos Aires
Por qué duele el amor
con la conferencia:
"Una nueva cultura de las emociones ¿A qué llamamos amor hoy?"
Coordinó: Dora Barrancos
Algunas imágenes del encuentro:
Eva Illouz presenta Por qué duele el amor
"La atracción sexual y la belleza siempre estuvieron presentes. Lo más novedoso es que hoy son una parte intrínseca, legítima y muy consciente del proceso de selección de pareja."
Dicen los medios
El enorme talento de Eva Illouz para interpretar el vasto material empírico de entrevistas, estadísticas, revistas y novelas con imaginación sociológica y comprensión filosófica conduce a resultados sorprendentes y bien fundados, tales como el papel cada vez más importante de la sensualidad y el atractivo físico en la elección de pareja. Un hito en la investigación de los cambiantes patrones del amor y el matrimonio. AXEL HONNETH
Eva Illouz, filósofa; deconstructora de la autoayuda, la psicología y las nuevas religiones. LLUÍS AMIGUET, LA VANGUARDIA
Una de las pretensiones de este libro es "ayudar a calmar el dolor". Inusual como observación en un trabajo sociológico, esta frase de Eva Illouz obliga a advertir dos cosas: su capacidad para combinar estrategias académicas con una escritura que abre la lectura del texto a aquellas mismas personas que son su objeto de estudio y la ambición intelectual de su proyecto. Allí están también, enlazadas, sus reflexiones sobre Jane Austen, Edith Wharton, Mark Twain, Sex and the City, El diario de Bridget Jones y The Bachelor junto a bibliografía clásica del estudio de las emociones como Anthony Giddens o Harry Frankfurt. Así, en tren de analizar el modo en que la modernidad ha alterado la experiencia del amor, Illouz -marroquí formada en Francia, Estados Unidos e Israel y actual profesora de la Universidad de Jerusalén- apela a una constelación de elementos para mostrar el contraste entre el amor romántico -del que el dolor tampoco fue ajeno- y el contemporáneo, sostenido en las consecuencias de la centralidad otorgada a la autonomía. CECILIA MACÓN, ADN - LA NACIÓN
La generación de grandes maestros de las ciencias sociales de los años sesenta está pasando el relevo a figuras llenas de interés. Los Goffman, Lipovetsky, Bourdieu o Mattelart leerían con interés a intelectuales que como Eva Illouz se han socializado en un marco cultural, político y académico bien distinto.
BERNABÉ SARABIA
Por qué duele el amor es un tour de force, una lectura emocionante. Al discutir la primacía de la psicología individual en la explicación de las tribulaciones del amor moderno y demostrar la naturaleza profundamente social de nuestros sentimientos más íntimos, Eva Illouz traza un mapa absolutamente novedoso de las emociones. LAURA KIPNIS
La obra de Eva Illouz se codea con la de los mejores analistas del mundo moderno y globalizado.
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Lo que en definitiva contiene este volumen es una penetrante visión de la compleja y contradictoria función del amor en el siglo XXI. BERNABÉ SARABIA, EL CULTURAL
En Por qué duele el amor, un libro publicado en Buenos Aires el año pasado, la socióloga marroquí Eva Illouz desarrolla un extenso estudio de los condicionantes de la vida sentimental, cuya lectura ofrece claves para entender los modos que adquiere el sufrimiento amoroso en la actualidad. La autora ciñe con precisión el enfoque y los límites de la investigación, que pretende ser una explicación sociológica de las desventuras del amor. Adopta una perspectiva femenina y localiza su análisis en las clases medias urbanas y en los vínculos heterosexuales. Más allá de la cuidada fundamentación, el aliento de Illouz excede el marco académico: ella cree que entender el sufrimiento ayuda a mitigarlo. Su abordaje del padecimiento amoroso encierra una intención terapéutica y reparadora que expresa el epígrafe de Emily Dickinson en el último capítulo: "Si pudiera impedir/ que un corazón se rompa/ no habré vivido en vano".
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La explicación sociológica del sufrimiento sentimental se asienta en un trípode: los actuales modos de elección de pareja, la competencia entre la sexualidad autónoma y el matrimonio, y las nuevas formas de reconocimiento y otorgamiento de valor en las relaciones afectivas. La tesis de Illouz es inquietante y polémica: la amplia libertad de elección amorosa moderna, el énfasis en el placer sexual y la centralidad de ser amados para tener reconocimiento concluyen en distancia emocional y desigualdad entre los sexos. EDUARDO FIDANZA, LA NACIÓN
El amor y sus vicisitudes por Dora Barrancos
La pericia analítica de Eva Illouz fluye con holgura en su nuevo libro Por qué duele el amor que ofrecerán en breve las editoriales Capital Intelectual y Katz en coedición. Es un tratado de singular erudición que la exhibe como una de las más destacadas oficiantes de la "sociología de los sentimientos", corriente a la que ha contribuido en forma decisiva. El punto de vista de Illouz enraiza en varias tradiciones epistemológicas, pero me animaría a sostener que su visión de la subjetividad moderna debita especialmente a la tradición de la "escuela crítica" de Frankfurt -surgida en los años 1920, con continuadores como Honneth-, a la perspectiva de Michel Foucault, a notas de la sociología reflexiva de Bourdieu, pero también absorbe versiones del feminismo con especial presencia de Judith Butler. Si todos estos vertederos han contribuido al pensamiento de Illouz, su juicio radical sobre la cultura mercantilizada y las formas alienadas del sujeto contemporáneo, revelan compromiso con las ideas clásicas de Marx. Pero Illouz está muy lejos de ser una sintetizadora de esas y otras vertientes, hay un cúmulo de originalidad y de renovación en sus formulaciones. En sus libros anteriores -y me refiero especialmente a La salvación del alma moderna e Intimidades congeladas, publicados en español por Katz-, fue implacable en el abordaje de la ortopedia que sufre la construcción de la subjetividad en las culturas gestadas por la modernidad. Esta noción no se refiere exactamente al término historiográfico, que suele determinar su nacimiento al calor de los acontecimientos derivados de la Revolución francesa -y que puede ser muy discutida-, sino a las evoluciones complejas de las sociedades capitalistas en el siglo XX. Tal vez sea la sociedad norteamericana la que ocupa un lugar central en su sólido análisis, pero no de modo exclusivo. Las emociones son construcciones sociales, sometidas al régimen configurador de los contextos de significación y expresan relaciones "fusionadas de manera inseparable, lo que les confiere capacidad de dotar de energía a la acción"- ha sostenido la autora. El significado de las emociones, y la capacidad sublimante de los individuos en consonancia con los cambios en la esfera del poder político, había sido abierto de modo precursor por Norbert Elias. Illouz reafirma de modo contundente el papel que juegan las emociones en la vida moderna y llama la atención sobre fenómenos que a menudo son dejados de lado en las investigaciones sobre la interacción humana. En su perspectiva, los resortes emocionales definen las características mismas de los intercambios, y no puede ser más paradójico el hecho de que la "racionalidad" que se insufla a nuestra convivencia, se asienta sobre operaciones destinadas a burilarlos en sentidos que comprometen la esencia de lo auténticamente humano. En este denso tratado sobre las características actuales y sobre las condiciones de posibilidad del amor -y debe quedar claro que la referencia central resultan los sentimientos heterosexuales, como expresamente declara la autora-, resaltan algunas interpretaciones. Illouz una y otra vez se referirá a la trama guionada, estereotipada y ontologizada de las orientaciones amatorias que, siendo obsesivamente construidas en la referencia del intercambio sexual -la sexualidad está franqueada como nunca-, hasta pueden prescindir de lo corporal. En efecto, se asiste a una suerte de vacancia de la experiencia corporal intensa, y de la propia palabra, cuando se trata de encender las representaciones ficcionadas que posibilita el internet. Pero antes de esas fórmulas sobre empleadas hoy día -es notable la estadística de los usuarios (y usuarias) de las páginas web destinadas a producir vínculos amatorios-, está el efecto de la psicologización, de los repertorios tecnificados mediáticos destinados a la acomodación de la personalidad que conducen, paradójicamente, a mayores frustraciones. Como sostiene la autora, en la desregulación del mercado amatorio y de la sexualidad que combina clases sociales, religiones, etnias como nunca antes había ocurrido, las expectativas parecen más racionales e instrumentales. Pero como la inseguridad es mayor, ya que se han perdido las balizas constrictoras del pasado gracias a la mayor libertad de que gozan hoy los individuos en las sociedades occidentales, aumenta la incerteza de la elección. Illouz toma centralmente la condición femenina, y varias veces avisa sobre su adhesión al feminismo, pero también muestra el controversial impacto de la vertiente ya que uno de sus efectos es haber contribuido a desencantar los aspectos imaginativos de la seducción y de la producción de erotismo. No puede contestarse que sean las mujeres las que más padezcan las frustraciones del amor debido a que, más allá de los cambios que ha sufrido el género, en ellas se encuentre más perfeccionada la ontologización psicológica que lleva a mantener guiones estereotipados referidos al yo y sus expectativas. En cualquier caso, el amor puede doler más que en el pasado, y la clave puede hallarse en una magnífica síntesis de la autora: "La imaginación hipermoderna es el deseo del deseo, mantenerse en un estado de deseo perpetuo, demorar la gratificación del deseo precisamente para mantener el deseo y lograr que su objeto conserve su forma estética". Más allá de los debates que puedan suscitar algunos de sus enfáticos enunciados, estamos frente a un notable registro sociológico acerca del amor y sus dolientes contingencias en las sociedades contemporáneas. La felicidad amatoria, el encuentro féerico, no han desaparecido, por supuesto, pero son repertorios escasos en sociedades acuciadas por la reificación generalizada, también de los sentimientos.
Sostiene la autora
Más allá de que haya sido su intención o no, el psicoanálisis y la psicoterapia han suministrado un arsenal formidable de técnicas para que portemos con elocuencia, pero sin vías de escape, toda la responsabilidad por nuestro sufrimiento romántico.
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Una de las principales transformaciones culturales que acompañan a la modernidad es la combinación del amor con las estrategias económicas de movilidad social.
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El triunfo del amor y la libertad sexual marca la penetración de la economía en la maquinaria del deseo.
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La competencia sexual generalizada transforma la estructura misma de la voluntad y del deseo, y que este último asume las propiedades del intercambio económico, o sea, que comienza a regularse según las leyes de la oferta y la demanda, la escasez y la sobreabundancia.
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Me he concentrado en las mujeres porque el terreno femenino me resulta más familiar, porque la mujer ha sido objeto constante de la industria psicológica de la autoformación y necesita con urgencia dejar de indagar penosamente sobre las supuestas "falencias" de su psiquis; y porque, como muchas otras personas, creo que el sufrimiento emocional se relaciona, de modo complejo, con la organización del poder políticoeconómico.
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El objetivo de este trabajo ha sido llevar la disciplina sociológica adonde reina la psicología para hacer aquello que mejor sabe la sociología de la cultura, es decir, para demostrar que los recovecos más profundos de nuestra subjetividad están configurados por entidades tan "amplias" como las relaciones sociales.
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Por causas normativas (la revolución sexual), tecnológicas (el surgimiento de Internet, con los correspondientes sitios de encuentros online) y sociales (el debilitamiento de la endogamia racial, étnica y de clase), el proceso de búsqueda y selección de pareja se ha visto modificado profundamente.
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En el mercado matrimonial, la elección se realiza en virtud de los criterios de estatus económico, atractivo físico, educación, ingresos y otros atributos menos tangibles, como la personalidad, el encanto o el sex appeal. El hecho de que exista un mercado matrimonial no es un dato natural, sino un fenómeno histórico provocado por la transformación en la ecología de la elección amorosa.
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Nunca antes había sucedido que hombres y mujeres de distinta clase social, distinta religión y distinta raza se encontraran, por así decirlo, en un mercado libre y desregulado donde los atributos como la belleza, la sensualidad y la clase social se evaluaran e intercambiaran de modo racional e instrumental.
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Hoy se utilizan el atractivo y el capital sexual como señales y herramientas de valor social, lo que les otorga un papel central en los procesos de reconocimiento. A la inversa, el fracaso en esos campos puede amenazar el sentido del valor propio y la identidad.
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Mientras que el deseo premoderno estaba gobernado por la economía de la escasez, el deseo en la actualidad está gobernado por una economía de la abundancia generada por la libertad sexual en términos normativos y por la mercantilización del sexo.
El gran cambio respecto a san Agustín o la moral victoriana es que hoy tu objetivo es inalcanzable: está siempre en movimiento. Y la cartera, tras él... Te convencen de que debes estar toda tu vida "trabajándote" y para ello necesitas guías, terapia, libros, consultas, pastillas...
Fragmento Introducción. El tormento del amor
La novela Cumbres borrascosas (1847) pertenece a una larga tradición literaria que representa el amor como un sentimiento de dolor atroz. Entre Heathcliff y Catherine, sus tristemente célebres protagonistas, nace un amor intenso mientras van creciendo juntos, pero al final Catherine decide casarse con Edgar Linton, un candidato más adecuado en términos sociales. Humillado al escuchar por accidente cuando ella menciona que casarse con él la degradaría, Heathcliff se escapa. Catherine lo sale a buscar por el campo y, al no encontrarlo, se enferma tanto que queda al borde de la muerte.
En un tono mucho más irónico, la novela Madame Bovary (1856) describe el matrimonio infeliz de una mujer con un médico rural generoso pero mediocre, que no puede satisfacer las fantasías románticas ni las aspiraciones sociales de su mujer. Emma Bovary, el personaje principal, cree haber encontrado el héroe romántico con el que tantas veces soñó y sobre el que tantas veces leyó en la figura de Rodolfo Boulanger, un terrateniente de aire gallardo y elegante. Tras un amorío que dura tres años, deciden fugarse juntos, pero cuando llega el día indicado, Emma recibe una carta de Rodolfo en la que le avisa que se irá sin cumplir su promesa. En este punto, el narrador deja a un lado su tono irónico habitual para describir con compasión los sentimientos románticos de la heroína y su sufrimiento:
"Emma, apoyada en el vano de la buhardilla, releía la carta con risas de cólera. Pero cuanta mayor atención ponía en ello, más se confundían sus ideas. Lo volvía a ver, lo escuchaba, lo estrechaba con los dos brazos; y los latidos del corazón, que la golpeaban bajo el pecho como grandes golpes de ariete, se aceleraban sin parar, a intervalos desiguales. Miraba a su alrededor con el deseo de que se abriese la tierra. ¿Por qué no acabar de una vez? ¿Quién se lo impedía? Era libre. Y se adelantó, miró al pavimento diciéndose: -¡Vamos! ¡Vamos!"
Si lo juzgamos en función de nuestros propios parámetros, el sufrimiento de Catherine y Emma parece exagerado, pero aun así nos resulta inteligible. No obstante, como se pretende demostrar en el presente trabajo, el tormento que atraviesan estas dos mujeres a causa del amor ha cambiado de contenido, de color y de textura. En principio, la oposición entre la sociedad y el amor que cada una de ellas encarna en dicho sufrimiento ya no resulta pertinente en las sociedades actuales. De hecho, hoy en día Catherine y Emma no tendrían que enfrentar prácticamente ningún obstáculo económico o normativo que les impidiera elegir como primera y única opción a su ser amado. Es más, nuestro sentido actual de la adecuación nos impulsaría a seguir los dictados del corazón, no del entorno social. En segundo lugar, tanto Catherine con sus dudas como Emma con su matrimonio desapasionado tendrían a su disposición toda una batería de especialistas en psicoterapia, terapia de pareja, derecho de familia y mediación que acudirían al rescate, se apropiarían de los dilemas más privados de estas mujeres vacilantes o aburridas y emitirían juicio sobre ellos. A falta de la orientación brindada por esos especialistas (o en paralelo con ella), una mujer contemporánea que tuviera tales problemas compartiría el secreto de su amor con otras personas, que probablemente serían sus amigas íntimas o, como mínimo, alguna amistad anónima forjada en Internet, lo que atenuaría de modo considerable la soledad de su pasión. Entre el deseo y la desesperanza circularía un caudal voluminoso de palabras, consejos y autorreflexiones. En efecto, el equivalente actual de Catherine o Emma sería una mujer que pasa muchísimo tiempo cavilando y hablando sobre ese sufrimiento, y que seguramente encuentra las causas en algún trauma atravesado por ella misma o por su ser amado durante la infancia. Si alguna de las dos hubiera vivido en la sociedad actual, no se habría vanagloriado de experimentar ese dolor, sino de haberlo superado mediante un arsenal de técnicas de autoayuda. En efecto, el sufrimiento amoroso genera en la actualidad una cantidad casi infinita de material explicativo, cuya meta es comprender el fenómeno, pero también extirpar sus causas. Nuestro repertorio cultural ya no incluye la posibilidad de morir, suicidarse o fugarse a un monasterio por amor. Ahora bien, esto no quiere decir que las personas de la "posmodernidad" o la "modernidad tardía" desconozcamos los tormentos románticos. Es posible incluso que sepamos más del tema que nuestros antecesores, pero lo cierto es que la organización social del sufrimiento amoroso parece haberse modificado desde lo más profundo. En este libro se pretende explicar la naturaleza de tal transformación mediante un análisis de los cambios atravesados por tres aspectos distintos y fundamentales del yo: la voluntad (cómo queremos algo), el reconocimiento (cómo construimos nuestro sentido del valor propio) y el deseo (qué deseamos y cómo lo deseamos).
Las experiencias de abandono y amor no correspondido son tan fundamentales en nuestro relato biográfico como otras formas de humillación social de naturaleza política o económica.
La autora
Eva Illouz (Marruecos, 1961)
Elegida en 2009 por el el periódico alemán Die Zeit como uno de los 12 pensadores que probablemente cambien el pensamiento del futuro, es especialista en historia y sociología de las emociones, particularmente en los modos en que la cultura pública y el capitalismo delinean la vida emocional. Es profesora en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Jerusalem y ha sido profesora visitante de L'École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), París, y de la Universidad de Princeton. Es autora, entre otros libros, de El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo; Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo; La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda; y de reciente aparición, Por qué duele el amor. Una explicación sociológica. Su obra ha sido traducida a quince idiomas.
De origen marroquí, formación francesa y compromiso académico israelí-estadounidense, Eva Illouz es sin duda una de las estrellas emergentes de la sociología cultural al plantear un modelo teórico superador de la vieja dicotomía entre emociones y racionalidad, o entre cultura y economía.
Ficha bibliográfica
Eva Illouz Por qué duele el amor Una explicación sociológica
serie ensayos
Capital Intelectual – Katz Editores Why Love Hurts. A Sociological Explanation
traducción: María Victoria Rodil
363 páginas, 15,5 x 23 cm.
ISBN 9788492946471, rústica
Otras ediciones
Alemania: Suhrkamp -
Francia: Seuil - Brasil: Zahar -
Korea: Dolbegae - Reino Unido: Polity Press En preparación: Italia: Il Mulino -
Croacia: Planetopija -Turquía: Jaguar - Israel: Hakibbutz Hameuchad